Aunque no existe una definición única, lo que sí está claro es que una empresa difícilmente alcanzará el éxito sin una estrategia empresarial. Y es que, la estrategia empresarial marca cuál es el rumbo que se debe seguir, y permite a la empresa adaptarse a las necesidades cambiantes del entorno y, con ello, sobrevivir a la competencia.
La estrategia empresarial es un conjunto de decisiones que permiten posicionar a la empresa dentro de su sector para obtener una rentabilidad. Estas decisiones engloban el modelo de negocio, los mercados en los que se va a competir, el tipo de cliente objetivo, o la estructura que tendrá la organización. Sin una estrategia empresarial, el futuro de la empresa queda en manos del azar.
Diseñar una estrategia empresarial ofrece ventajas competitivas, destacando:
- Mejor adaptación a los cambios: dentro de un entorno que cambia constantemente, ningún negocio tiene asegurado que funcione indefinidamente. Una buena estrategia empresarial permite anticiparse a los cambios y adaptarse a las necesidades del mercado.
- Facilita la innovación: la estrategia empresarial también permite entender las claves del éxito en el pasado y facilita la innovación para ir renovándose en función de la evolución del mercado.
Tipos de estrategias empresariales. ¿Qué implican para tu negocio?
Cada empresa adopta su propia estrategia empresarial, por lo que resulta complicado clasificarlas. Entre las estrategias más exitosas destacan las siguientes:
Liderazgo en costes:
Es la estrategia de las empresas que cuentan con un mercado objetivo amplio y compiten en función del precio. Su principal ventaja es que se pone mayor énfasis en la eficiencia y permite resistir las políticas de precios de la competencia. Si se dispone de una buena cuota de mercado, permite generar mayores ganancias, y esta fuerza actúa como barrera de entrada de nuevas empresas.
Por el contrario, una percepción de mala calidad puede provocar la caída de las ventas, es necesario asegurar un volumen de ventas elevado, y la rigidez de este tipo de estrategia empresarial retrasa la adopción rápida de las últimas tendencias del mercado, ya que no es un sistema que esté preparado para adaptarse a los cambios rápidamente.
Crecimiento:
El objetivo de este tipo de estrategia empresarial es el de aumentar la participación de mercado, desarrollando una ventaja estable y única dentro de su entorno competitivo. El crecimiento de la empresa puede conseguirse de forma interna, aumentando y/o ampliando sus centros, o externa, a través de procesos de adquisiciones, fusiones y alianzas estratégicas.
La estrategia de crecimiento puede ser la única forma de competir contra las grandes empresas. El crecimiento externo es más rápido que el interno, al aprovechar el desarrollo logrado por las empresas con las que se asocia. Y la inversión suele ser menos arriesgada, ya que generalmente se obtienen los resultados estimados.
Innovación:
Las empresas innovan para ser más competitivas y aumentar la rentabilidad. La estrategia de innovación consiste en la introducción de nuevos procesos, productos o modelos de negocio. Para aplicar este tipo de estrategia es imprescindible la implicación de la dirección de la empresa y que la innovación se convierta en la cultura de cada miembro de la organización.
El proceso de elaboración de la estrategia de innovación debe ser abierto, ambicioso, e inspirador para toda la empresa. La estrategia debe adecuarse al momento en el que se desarrolla, pero también debe ser adaptable y capaz de evolucionar con el tiempo para adaptarse a los cambios.
Diferenciación de productos:
La diferenciación de productos tiene como objetivo poner el foco en las características que distinguen el producto o servicio que se comercializa con respecto a la competencia. Este tipo de estrategia puede ayudar a crear una ventaja competitiva al estar dirigida a un público específico con un mensaje claro sobre esa diferenciación.
La estrategia de diferenciación de productos permite captar la atención del cliente potencial, ayuda a crear la percepción de que no existe un sustituto, desvía el foco del precio, y genera lealtad de marca. Las amenazas surgen de las copias que puedan surgir, de las alternativas más baratas, o de las expectativas del cliente que siempre está atento al próximo lanzamiento.
Internacionalización:
Esta estrategia tiene como objetivo que la empresa alcance una ventaja competitiva al ampliar su presencia a través del mercado internacional. La búsqueda de nuevos mercados permite aumentar también el número de clientes y las ventas, así como transferir la producción a otros países y aprovechar sus ventajas.
La estrategia de internacionalización puede diferenciarse en:
- Multinacional: corresponde a empresas registradas en un país de origen, pero que tienen filiales en otros países del mundo. Todas sus estrategias provienen de la casa matriz.
- Transnacional: es aplicada por empresas con una empresa matriz y diferentes subsidiarias situadas en otros países. El flujo de las capacidades parte del país de origen hacia las subsidiarias y viceversa.
- Global: en este caso, cada país en el que la empresa opera es considerado como un segmento del mercado global. Permite producir productos estandarizados pero adaptados a las necesidades de cada mercado.
Orientada al cliente:
Con el cliente como centro de la estrategia empresarial, el éxito está basado en detectar y satisfacer sus necesidades y prioridades. El objetivo de la empresa es ser querida y aceptada por los clientes, para lo que es necesario conocerlos, comprenderlos y tratarlos de la mejor manera posible.
Las grandes empresas cuentan con la ventaja de disponer de mayores recursos para invertir en herramientas tecnológicas y ponerlas al servicio de sus clientes, pero las empresas más pequeñas pueden acceder a ayudas destinadas a la innovación tecnológica o al crowdfunding. Estimular el espíritu innovador permite encontrar formas de crear valor para los clientes.
Estrategia empresarial en las redes
Las empresas pueden utilizar internet como un complemente a su actividad empresarial o basarse en un modelo completamente online. Y las redes sociales, por su parte, se han convertido en uno de los medios más populares para promocionar los negocios, pero cada una tiene sus peculiaridades y los contenidos deben ser diferentes.
Un punto importante es identificar en qué red se encuentra el público objetivo. Programar las publicaciones es una opción muy interesante, pero no hay que olvidarse de mantener la actualidad comentando las últimas novedades, así como ofrecer información que resulte de interés de manera frecuente pero sin saturar.
Cuanto más positiva sea la experiencia de quien visite las redes de la empresa, mayores serán las probabilidades de vender el producto o servicio que se esté comercializando, y más posibilidades habrá de que ese cliente repita y comparta su experiencia con otras personas de su entorno.