El concepto de rentabilidad es uno de los pilares del mundo de la empresa y de las inversiones. No en vano, los ratios de rentabilidad son indicadores que nos ayudan a conocer si una empresa es capaz de afrontar los costes, las remuneraciones de sus empleados y si, además, puede obtener beneficios.
A grandes rasgos, hace referencia a la obtención de beneficios implícita en una operación. La rentabilidad es, por lo tanto, una condición indispensable para la continuidad de toda iniciativa emprendedora, y también es de vital importancia en el momento de preparar una ronda de inversión mediante crowdequity.
Se debe diferenciar, no obstante, entre qué son la rentabilidad económica y la rentabilidad financiera. Aunque ambas expresiones a menudo sean utilizadas como sinónimos, todo/a emprendedor/a debe tener en cuenta que la una como la otra condicionan la viabilidad de toda empresa.
¿Qué es la rentabilidad económica?
Es la relación entre el beneficio antes de intereses e impuestos (beneficio bruto) y el activo total. Este tipo de rentabilidad tiene que ver con la media de beneficios conseguidos en relación con el total de operaciones realizadas a lo largo de un determinado periodo de tiempo o ejercicio. Se sobreentiende que ese total de operaciones realizadas va encaminado a obtener rentabilidad. Con lo cual, la rentabilidad económica se entiende también como una tasa de retorno de activos -ROA, por sus siglas en inglés, R(eturn)O(n)A(ssets)- y es el indicador básico para evaluar la eficiencia en la gestión empresarial, pues es precisamente el comportamiento de los activos, con independencia de su financiación, lo que suele determinar que una empresa sea o no rentable en términos económicos.
Conforme se vayan optimizando la actividad y las operaciones de la empresa, la rentabilidad económica obtenida será mayor. Las dos formas básicas de aspirar a ello son:
- Procurar aumentar el número de ventas.
- Aumentar el margen de beneficio correspondiente a cada venta.
Aun así, todo/a emprendedor/a debe tener en cuenta que tanto la rentabilidad económica como la financiera condicionan la viabilidad de toda empresa.
CÓMO SE CALCULA LA RENTABILIDAD ECONÓMICA
La rentabilidad sobre activos mide la relación entre el beneficio logrado por la empresa antes de intereses e impuestos y el valor de la totalidad del activo. Representa la rentabilidad que proporciona cada activo invertido en la empresa.
Matemáticamente, la rentabilidad económica o ROA se calcula como el cociente entre el beneficio generado antes de intereses e impuestos y el valor total de esa inversión (total activo empresarial) y multiplicado por 100.
Generalmente, para poder valorar una empresa como “rentable”, el ROA debe superar el 5%. Las entidades financieras suelen utilizar el ROA para determinar la viabilidad de la empresa y, de esta forma, decidir si les conceden un préstamo.
¿En qué se diferencia de la rentabilidad financiera?
La rentabilidad económica y la financiera están íntimamente relacionadas. Mientras que la primera se refiere a la viabilidad económica del proyecto empresarial como tal, la segunda se refiere a la viabilidad que este representa de cara a las personas socias.
La rentabilidad económica y financiera se basan en elementos diferentes a la hora de computar el beneficio de la empresa. Así, mientras la económica tiene en cuenta el activo total de la compañía, en la financiera solo se emplean los fondos propios como base.
Por otro lado, en la rentabilidad económica se tiene en cuenta el importe de beneficios antes de intereses e impuestos, mientras que en la financiera se parte de la cifra de beneficio una vez deducidos los correspondientes intereses, impuestos y gastos financieros.
La rentabilidad financiera no está ligada al total de operaciones realizadas, sino con las personas socias de la empresa. Indica el beneficio que obtendrían por separado en relación con las inversiones que han hecho en el proyecto. Una de sus características es que esta rentabilidad se deriva de los fondos propios, explicados anteriormente en este artículo.
Si la rentabilidad económica se expresa en el ROA, la financiera lo hace con el ROE (del inglés Return On Equity), que representa la mayor o menor diferencia entre el beneficio neto y los capitales propios.
El ROE es el parámetro más importante para las empresas, pues puntualiza el beneficio neto obtenido en comparación con la inversión de las personas accionistas. Asimismo, existen distintas formas de incrementar esta rentabilidad. Por ejemplo, incrementando las ventas o el margen de beneficio implícito en las mismas. Pero también se puede lograr reduciendo el activo en circulación o incrementando la deuda.
CÓMO SE CALCULA LA RENTABILIDAD FINANCIERA
Es quizás el mejor indicador para valorar la rentabilidad del capital. El ROE (Return On Equity) mide la rentabilidad que obtienen las personas accionistas o partícipes de la sociedad sobre el capital social.
La ratio de la rentabilidad financiera o ROE se calcula dividiendo el beneficio neto del ejercicio entre los activos totales y multiplicando el resultado por 100. Generalmente se enuncia mediante el ratio:
- Rentabilidad financiera = Resultado / Patrimonio neto.
Utilizar fondos ajenos (deuda) puede hacer variar la rentabilidad financiera de la empresa. El endeudamiento conlleva el pago de intereses y estos, al incorporarse a los resultados, hacen variar el beneficio neto.
Ejemplos de rentabilidad económica y financiera
Para diferenciar ambos conceptos, cabe explicar de forma sencilla cómo funcionan:
- La rentabilidad económica (ROA). Si se invierten 10.000 € en un proyecto y se obtiene un beneficio bruto de 1.000 €, se consigue una rentabilidad económica del 10% (es decir, 1.000 € sobre el total invertido). Para hacer crecer esta rentabilidad, dependiendo de cada sector, la empresa puede optar por subir el precio de venta de sus productos o reducir los costes de producción, para así aumentar el margen de beneficio. Si la competencia es elevada y el margen de beneficio reducido, la otra opción es vender más para que aumente la rotación de producto al máximo.
- La rentabilidad financiera (ROE). De esos 10.000 €, 5.000 podrían provenir de un préstamo al 3%. Con lo cual, habría que descontarle dicho 3% (150 €) al beneficio bruto, arrojando un beneficio neto de 850 €. Como la rentabilidad financiera sería la relación entre el beneficio neto y los recursos propios, equivaldría a 850/5.000; es decir, al 17%. Esta utilización de la deuda de manera positiva para incrementar la rentabilidad de los capitales propios recibe el nombre de apalancamiento financiero. Así una empresa podrá acudir al endeudamiento y mejorar su rentabilidad financiera siempre que la rentabilidad económica sea superior al coste de la financiación ajena.
En cualquier caso, lo ideal es calcular ambos ratios y compararlos, para poder ver la situación real de rentabilidad de la empresa. La diferencia entre ratios puede ser:
- Positiva: cuando el ROE es superior al ROA significa que parte del activo se ha financiado con deuda y, de esta forma, ha crecido la rentabilidad financiera.
- Nula: cuando las dos ratios coinciden es la situación ideal, ya que no existe deuda en la empresa y todos los activos se financian con fondos propios.
- Negativa: cuando el ROE es inferior al ROA, esto indica que el coste medio de la deuda es superior a la rentabilidad económica.