El paso de la web 1.0 a la 2.0 ha afectado a todas las áreas de la actividad humana. Esta evolución implica que las personas han dejado de consumir información en la red de forma únicamente pasiva, para producir y comunicar ellas mismas dicha información. Al mismo tiempo, gracias al auge del P2P (peer-to-peer, traducido como red entre iguales) y de las plataformas colaborativas, se pueden tejer sus propias redes de acción.
Esta situación, en el contexto de la actividad económica, ha potenciado el surgimiento de nuevas prácticas de inversión como el crowdfunding, entre otras nuevas tendencias como la de la economía colaborativa. Tal y como veremos más adelante, ambas tienen una relación de proximidad.
¿Qué es la economía colaborativa?
Podemos considerarla, en primer lugar, un sistema de organización apoyado fundamentalmente en medios digitales, y que tiene como fin el intercambio de bienes y servicios entre particulares. Ahora bien, el hecho de que se apoye fundamentalmente en medios digitales hace que dicho intercambio tenga una serie de singularidades.
En primer lugar, en la economía colaborativa el precio de la transacción lo pactan las personas implicadas. A su vez, como conlleva una participación masiva de intervinientes, la gama de bienes y servicios a los que se tiene acceso es muy superior a la que ofrece el propio mercado. No obstante, la virtud más evidente de la economía colaborativa es la de potenciar iniciativas y emprendimientos de toda clase.
Ejemplos de economía colaborativa
En la mayoría de los casos, los ejemplos más notables de este fenómeno están vinculados al uso de determinadas plataformas digitales. Así, por ejemplo, en BlaBlaCar una persona se ofrece a llevar a otras en su vehículo a cambio de un pago prefijado, y las demás pueden contrastar su oferta con otras. Procesos semejantes se ponen en marcha con plataformas tan populares como Wallapop (dedicada a la compra venta de productos) o AirBnB (dedicada al alquiler de alojamientos particulares o turísticos durante periodos cortos).
Según el carácter de los bienes y servicios intercambiados se puede distinguir entre distintos tipos de economía colaborativa. Uno de los más importantes es sin duda el de las finanzas colaborativas, dentro de las cuales destaca el crowdfunding. Este consiste en que una gran cantidad de particulares financien con pequeñas inversiones toda clase de proyectos.
En Crowdfunding Bizkaia encontrarás una plataforma destinada a descubrir y apoyar ideas que hagan de nexo de unión entre el emprendimiento y la inversión. En esta plataforma nos encargamos de curar, examinar y presentar los proyectos en los que las personas interesadas (tanto personas físicas como jurídicas) pueden invertir. Entre los proyectos en curso cabe destacar actualmente el de WATS, cuyo objetivo es erradicar la violencia en el deporte.
Algunas ideas o propuestas de acción
En la actualidad, la economía colaborativa abarca todo tipo de áreas de consumo y no dejan de surgir cientos de iniciativas atractivas. Sin embargo, no hay que olvidar que también puede ser un trampolín para enfrentar retos mayores.
Por ejemplo, el crowdfunding, tal y como lo entendemos en Crowdfunding Bizkaia, es una de las claves de la innovación social. Esta consiste en el desarrollo de proyectos transversales que procuran la mejora de entornos socioambientales. Por medio de la financiación colaborativa, las personas interesadas tienen la posibilidad no sólo de obtener rentabilidad económica, sino de influir en conjunto sobre la sociedad.